Por, Luis Alberto Nina


Si se me otorgara la batuta para describir El sentido de la vida, abogaría enormemente por que éste estuviera maquillado de puro movimiento. El movimiento son movimientos; muchos, es moverse. Aparece uno en la historia, otea en todo el entorno y, cuando hace algo de consciencia de lo que quizás existe, los posibles peligros y, sobre todo, donde puede aparecer Otra persona, entonces se echa a andar.

Movimiento es lo único que otorga sentido a nuestras vidas. Cuando no nos movemos, realmente no existimos. La vida late a través de las conquistas; no del triunfo, sino de la trama. Si quieres vivir, aparece; si quieres existir, anda. Y todo aquello que en el camino atente contra nuestra dirección forma parte de las circunstancias con las que endurecemos los impulsos. Donde se esconde misterio, no hay esperanza. La esperanza resulta la escusa perfecta del quieto, del que no se anima, del que no sufre…

Con esa misma batuta, la esencia de la vida tiene que ver con tal recorrido y ser lo más feliz que se gane en el proceso. De nada sirve lograr todo, si a pesar de ello, quedamos completamente tristes. Esto lo digo aun reconociendo que si no hay tristeza igual la esencia de la vida no se distinguiría. Siempre hará falta la oscuridad en aras de que –cuando la claridad– reaparezca, reconozcamos su valor. Las quejas suceden por las pausas; esto –como los necios– en parte es la tristeza. Ahora, las pausas sólo han de existir para descansar.

Con esa misma batuta, existimos mientras a diario igual nos matamos. Bukowski dice que Cada quien se mata a su manera. La muerte es de todos, y la forma en que allí terminamos resulta característico de cada uno. Hay quienes se matan en apuestas, putas, drogas o esperanzados (aguantando a que las cuerdas del mundo se coloquen de su lado). Hay otros que se matan sonriendo, escuchando música, leyendo, persiguiendo nuevos horizontes, nuevas historias. Pero todos siempre nos matamos…

Intentando combinar todo este laberinto, resulta perentorio el que cada uno ordene su vida: aleatoriamente caminar o/y correr, alerta y, sobre todo, trazar en las veredas conquistas que provoquen en nosotros querer volver a despertarnos la próxima vez.

Dice Nietzsche, y sé que alude más a la educación que a lo que voy a expresar ahora, pero ¡qué se joda! mi camino lo invento yo: Tan pronto hayas despertado, permanecerás despierto toda la vida. Despertar, fuera de ser o estar consciente de que todo en la vida es educación… y de allí las teorías… es, hablo de despertar, tener un sentido del porqué todo este juego se intenta. No obstante, de nada sirve participar si no nos movemos, si no estamos conscientes y, sobre todo, si cada paso que damos, diez, mil, semanas, no nos divertimos. Lo trágico resulta gastarnos… sin tristeza, como unos cobardes.

Fuente:  foto

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