En el momento en que despiertas, es entonces cuando tu vida empieza a existir; todo lo otro es entretenimiento del cuerpo, nunca del ser.

¡Atrévete a ser tu mejor versión!

Siempre he creído que podemos ser libres en tres contextos

La libertad de los sueños: no vive en nuestro control; sin embargo, por su unicidad, siempre alberga tales sabores a gloria.

La libertad del pensamiento: cuando lo llevamos a cabo, casi siempre; aunque a veces nos resistimos a admitir la realidad… siempre trae sonrisas por igual.

La libertad de los actos: esta es sin dudas la más compleja de todas; pero no imposible. Su oscurantismo vive en las prohibiciones; los tabúes o normas, la moral, cordura o prudencia y, desde luego, a diario acaba con nosotros encarnándose en ese maldito ego que nos limita los pasos… Cuando soñamos que queremos algo y luego pensamos que queremos algo, es hasta que lo realizamos, que ese algo vive sus realidades. Todo es ilusión en la cobardía; nada que pueda el hombre hacer en este tierra puede endilgársele imposibilidad.

¡Atrévete a ser tú, a matarte a diario… arriesgándote!

Existe en tu piel; vive, brinca, aprende diario a volar…

Cuando escribes, eres libre. Si vas a escribir, nunca te atrevas a cohibirte de decir lo que sientas. Toma una palabra como una expresión, tan solo, para despertar el aliento de un continente. De modo que, no dejes nunca de expresarte, de extenderte hasta donde te alcance el arte. 

Publicado: 11/25/23

Todo empieza cuando vive una congruencia entre tu mente y, sobre todo, tu cuerpo. Una decisión sin actuación es hueca; la tenemos todos en un momento u otro. Decidir actuar no es suficiente. Y, aunque actuar tampoco lo es todo si no se persiste, al menos en este terreno es que se logran las cosas que se quieren. 

Dice Jung, “Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”. Una expresión muy simple y, a la vez, tan exacta que lastima. Cuando niegas que haces algo, que en sí esta mal, prolongas tu fracaso. Es cuando lo asimilas, cuando lo aceptas que tu esencia se transforma… claro, nuevamente lo repito, no es solo asimilarlo. No obstante, en la idea de Jung, de no aceptarlo, morirás siempre sometido.

Descubres lo que haces mal, lo aceptas, entonces quieres cambiar y te lanzas. Persiste en el camino y lo logras. No es tanto subir a la ola y conquistar la marea, hay que igual mantenerse en ella, y éste es otro enredo todavía más arduo; una hazaña para únicos…

Si tus ideas se llevan a cabo será fácil presentarse allá afuera de la manera más exacta posible: auténtico, seguro, firme y, sobre todo, sincero y siempre en movimiento. Todo esto te representa, representa tu marca. Eres no sólo lo que eres sino lo que presentas, sea inconsciente o físicamente. Tú eres lo que haz hecho con tu piel y sus pensamientos. Cuida siempre tu imagen, cuida tu reputación… Esto se logra cuidándote y actuando con integridad y futuro.

Publicado: 11/14/23

Una mujer nunca quiere ser ni actuar como un hombre. Cuando ella intenta realizar funciones “típicas” que les corresponden a los hombres, socialmente hablando, sale de su femineidad y lo hace de modo incomodo. Ésta actúa conforme a ello debido a que debe hacerse, y si el hombre no se pone su traje, ese atuendo, independientemente de todo, debe vestirse; se lo coloca ella. De manera que, no descuides tus funciones masculina nunca. Cuando haces esto pones en tensión la relación. Invocas a que ella realice tus deberes.

Sin lugar a dudas la masculinidad es un constructo social. Se pudiera asegurar que ser masculino es un absurdo; que todo lo que el hombre hace la mujer lo puede hacer. Y, en la mayoría de los casos y con voluntad y esfuerzo sí. No obstante, la mujer lo haría no de modo alegre. La mujer ni desea cambiar la goma del automóvil, ni desea mover una mesa de un lado a otro. La mujer detesta tener que romper leñas para el fuego como tener que salir a defender el hogar si un intruso intenta contra la vida de su familia. La mujer, nos guste o no, busca en el hombre seguridad –no sólo física–, sino alimentaria, económica, futuro en el hombre. Y vuelvo, todas estas exigencias igual la mujer la puede proporcionar para sí, pero no le apetece, no la llena como ser humano femenino. Igual como al hombre no le llena tener que cuidar del hogar, que ser emocional, que fingir delicado, si es que se me permiten las atribuciones…

Por consiguiente, si eres masculino, si actúas como debes, proporcionándole a tu pareja seguridad, en todo su contexto; resolviendo dificultades o estando… ella vivirá más su femineidad, que es lo que tú, como hombre, quieres, que es lo que queremos todos. La mujer femenina es la mujer que al hombre le gusta. Todo lo otro es simplemente entretenimiento. A la hora de la hora un hombre quiere una dama, una mujer que se entregue a él; al igual que la mujer quiere a un caballero, que éste esté ahí para atraparla y llevarla a lugares.

Publicado: 11/08/23

Cuando permites que lo que se exprese te altere es porque tal acto o dicho lo consideras verdadero. Sólo termina provocándonos todo aquello a lo que le damos importancia y validez. ¡No te dejes provocar! Cuando dominas tus reacciones, dominas tu cuerpo, dominas tu mente, domina la historia.

 

Nosotros somos quienes más conocemos de nosotros. No existe otro ser humano –por cercano que esté de nosotros–, ni nuestra madre o pareja conoce más que nosotros de nuestra piel y sus actos. De modo que, sólo a nosotros debemos hacerle caso; el resto simplemente genera una hipótesis.

 

A ver, ¿le harías más caso a alguien que no tiene toda la verdad sobre un tema o a quien sí la tiene? ¿Si el mecánico de tu carro te da una opinión contrariada a la de tu cardiólogo, cuando se trata del tratamiento que llevas en tu corazoncito, le haces caso? ¿Si el experto más eminente de cardiología vierte igual su opinión sobre la cirugía del cerebro que vas a tener en los próximos días, contrariarías lo que te dijo tu neurólogo? De modo que, si Joaquín o Billie Jean gritan que eres un estúpido, un ser humano reprochable, egoísta o una puta, ¿por qué permites que semejante blasfemias alteren tu paz, si tales personaje no te conocen? ¿O es que planeas gastarte dándole importancia a los pareceres de otros sobre una mentira, las consideraciones de ti de las voces de un mecánico, o de un cardiólogo, o de dos fulanos cualesquiera?

 

Si se te dice que eres idiota porque tienes el cabello azul… ¿verdad que no creerías lo eres? Asumo que es porque no tienes el cabello azul. Pero por qué cuando se te dice que eres idiota, sin mencionar el color de tu cabello; si cuando se dice semejante aventura, aludiendo a tu ser… o sea, “eres idiota porque ERES”, ¿por qué es que te llega tanto al alma? Sabes por qué, porque lo crees así: le crees a alguien que no sabe de ti. ¡Esta reacción es patética! Tú mente simplemente no te da para que defienda tu cuerpo… ¿Por qué es tan difícil que tu cuerpo haga silencio, que silencie los enigmas de tu mente?

No reacciones. No dejes que se te provoque. Domina tu ego. Domina tu mente. Domina tus pasos. Quiérete. Conócete cada vez más. Defiéndete. Vive para ti. Lucha por ti y para tú; pero, sobre todo, lucha por el bien particular de tu historia. Y sigue siempre ignorando al niño que se te acerca a decirte que eres una estúpida.

 

Publicado: 11/02/23

Cuando te quieres, te muestras exacto. Lo contrario sería “no quererte”. Cuando no te quieres, tal representación de tu persona no inspira a otros, no es atractiva, no amerita respeto, no es necesaria. Si tú –quien eres la persona que más te conoce– te tratas de segunda o hasta de tercera, automáticamente dejas de participar en el mundo de otros. A la gente le gusta las personas enteras, sanas, justas consigo mismas; aunque no lo digan o lo sepan.

 

Desde la primera impresión

Cuando entras a un lugar y tu mirada o tu voz o tu postura viven en el piso, ¡con una de ellas basta para que la gran mayoría de las personas que allí asiste entienda que –por esa puerta– no ha entrado nadie de valor! De modo que, de un santiamén quedas descartado. O más bien, no encajas en sus intereses.

 

Desde la segunda impresión

Cuando las personas empiezan a conocernos y, nosotros –en aras de agradarles– jugamos a ofrendarnos; regalamos nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestras cosas, nuestra mente… nos presentamos poco, corresponde a una manera de autodepreciación. El oro, dice Paulo Coelho, vale, por su escasez. Si el mismo no valiera nada, no nos serviría para nada. De manera que, en el instante en que siempre estás, en que te ofreces si siquiera pedírsete o hasta pidiéndote (una sin dudas es más crítica que la otra); en que te obligas a otro para que te dejen entrar a sí, en que –aun humillándote– te quedas, les estas diciendo, semióticamente, que no vales, que no haces falta, que no eres necesario, que no sirve tu presencia. Y si tú, vuelvo a esto, quien eres la persona que más te conoce o se conoce, te presentas así, es porque te consideras así. Entonces, ¿cómo vas a pretender que otros te vean con valor? Si en un circulo de personas tu presentas en el centro a una mierda, todos le dan la espalda a esa mierda. Puede llamar a la injusticia o llorar, nadie nunca querrá formar parte de alguien que no se quiere.

Por consiguiente, ¡quiérete! Colócate primero, defiende tu esquina, coloca limites, no te regales. Si le estrechas la mano a alguien y esa persona te ignora, no vengas de pendejo a ofrecerle la otra mano. No. Sigue caminando.  Entiende que no a todos debemos gustarle. ¡Entendamos esto! Habrá personas que ignorarán nuestra gesto. Entonces nos corresponde a nosotros mantener la dignidad. En el instante que violentas tu respeto, motivas a otros a que hagan lo mismo contigo. Y esta reacción de la otredad se da tú queriendo o no.

En fin, otros te tratan como te tratas a ti mismo. Es por eso por lo que llamo a que te quieras, a que luches por ti y por tus cosas; y a que no permitas que nadie rompa con tu esencia. Te prometo que cuando andes en esta sintonía, tendrás más paz, vivirás más a gusto con tu ente y, sobre todo, tendrás menos amistades. Ahora te apuesto que esta asunción que he hecho es negativa… Lo es, quizá… Pero es una forma sutil de filtrar… porque a tu lado sólo se quedarán quienes de verdad te quieran.

 

Publicado: 10/28/23

Tu peor enemigo eres tú.

Tú siempre has sido esa persona que te ha encaminado adonde hoy estás. Igual el entorno y tus padres aportaron mucho para la creación de tu persona primordialmente cuando eras niño, tú fuiste, de modo consciente o inconsciente, quien lo permitió. Además de que hoy, igual no haces nada al respecto por remediarte… Por lo tanto, todo lo que vives hoy, eminentemente te lo achaco a ti. Con esto no digo que no has de tener ninguna razón en inculpar tu pasado; lo que digo es que, el horno realmente no está para galletitas… la victimización solo prolonga tu padecimiento. Por consiguiente, tú haz, haz tú hoy lo que consideras que te hace feliz. Y, si no entiendes qué pudiera ser eso, entonces indaga, estudia, escucha a otros, muévete, salta, inventa…

Ahora voy a rendirme: ¡trato, hoy somos lo que somos fundamentalmente por lo que nuestro pasado hizo de nosotros! Sin embargo, mañana no tiene que ser así. Ahora podemos redireccionar nuestra suerte de modo satisfactoria. Y eso se hace teniendo en cuenta dos preceptos: descifrando en lo que estamos mal y aceptándolo. Tan pronto estos dos pasos salten a la superficie, entonces se deja la teoría atrás y viene la praxis: echarle ganas a cambiar.

El cambio entonces surge de varias maneras: lanzándonos, persistiendo sin rendirnos y, siempre teniendo en cuenta que todo lo hacemos por nosotros, para nosotros y nadie más.

Cuando logras encaminarte en estos dos preceptos, alejas de tu vida a tu peor enemigo: tú. Entonces, te olvidas del mundo y luchas para ti. En este tipo de renuncias reaparece tu esencia, empiezas a vivir y hasta te sobra tiempo. Tanto las personas que no… en tu vida, como los apegos que agotan nuestros pensamientos… también… deben ser del pasado. Ni la televisión, ni las drogas, ni las redes sociales, ni ninguna dependencia en lo absoluto –que no viva para hacer que te superes o ayude a tu mejoría– debe ocupar tu ánimo.

Hazte amigo de ese yo que tanto te desprecia. ¡Tan solo imagínate lo que pueden lograr juntos!

 

Publicado: 10/24/23

No puedes esperar ya, no esperes… cuando esperas te limitas; y los mangos siempre están para tumbarse.

Cuando vives hoy, por y para hoy, maximizas tu vida, la llevas al presente, la sientes como ha de ser. Mañana es excitante todo, pero siempre es incierto, la incertidumbre lo arropa; muy descontrolado. Usa el mañana solo para inspirarte, porque de todos modos, tal tiempo nunca ha existido: cuando ese día –que una vez llamaste mañana– aterriza, cambia de nombre, es hoy. Por consiguiente, no te aferres tanto a sí a menos que sea para usarlo como norte, para elevarte. Recuerda que cuando descuidas el presente, no vives en ningún tiempo; mueres lentamente en la espera, en el descuido de ti y de tus misterios. Nadie, por más que lo sueñes o lo desees, te va a salvar. Sólo tú puedes contigo y tus estúpidas cosas. A nadie le importas, a nadie. En conclusión, vive hoy, haz hoy, disfruta hoy.

Do… Not… Wait!!!

Publicado: 10/20/23

Cuando interactúas con otro u otros y aparecen los huecos del silencio; ese abismal escape de lo raro… recuerda siempre que no a ti solamente que le aparece; y que éste no es solo tuyo, sino de todos. Cuando hay un silencio que le otorga alas a la pausa, no temas, es natural la presencia de su ausencia. De modo que, no es a ti a quien le pertenece quebrantarlo. Puedes hacerlo, no hay problemas con eso; no obstante, tal responsabilidad nunca es solo de tu persona. Es de cualquiera…

El silencio vive para calmar las aguas, para reagruparse, para despertar la ocurrencia y el arte. En el silencio también se mueve la entrega y el afecto. De modo que, tan pronto aparece la pausa, personificada en el silencio, siéntete alegre y en paz de no ser tú quien no le está permitiendo que se perpetúe.

Actúa con lo que tienes en mano, no te excedas en ofrecer más; mucho menos, no sientas que debes agradar a otros. Siente tú su entretenimiento, vívelo, vívete en tales profundidades. Tú, al igual que otros, deben poner de su parte. Recuerda, cuando das, no necesariamente se te quiere; cuando quitas de ti, cuando rompes, lo único que provocas en la otra persona es que sepa que eres de esos que prefiere la alegría de la otredad en vez de la de sí.

¡Vive para ti, de este modo es que realmente vives!

Publicado: 10/13/23

Tu vida te pertenece, a nadie más que a ti. Tu corta o larga vida es tuya, todo de ti; tu físico, tus actos, tus silencios. Cuando te expresas, dejas escapar quien eres, te guste o no; se resalta de ti tanto tus fortalezas como debilidades. Puede que te percates o que no, igual puede gustarte o no. Nada que sale de ti depende o debe depender del otro; todo lo que expresas sale entonces de tu control. La reacción de la otredad por ende debe importarte poco si todo lo que de ti ofrece viene sinceramente, de forma exacta. 

Nunca te presentes como lo que no eres, nunca intentes ser otra persona, y nunca te quejes de la suerte de tus acciones si todo sale de tu ser. Tu experiencia importa porque te pertenece; cuando tomas control de lo que expresas de modo igualitario vives tal experiencia. Vivir la experiencia es sentir, es optimizar tu razón, tu sentido de la vida, es ser puro contigo mismo. Lo único que debe importarte es tu vida, su suerte con lo malo que arrastra y con lo bueno. 

Toma control de tu cuerpo, de tu mente, de tus silencios. Deja que éstos vivan tus decisiones.

Publicado: 10/05/23

Cuando te mientes, pierdes. Una cosa es decir algo para entretenerte en el momento, otra es creerte ese cuento. Tus mentiras siempre te han perseguido toda la vida, no permitas que hoy, a sabiendas del monstruo, continúen arrastrándote a esos escondites.

Ni eres el mejor del mundo, ni eres el peor del mundo. Pero si vas a ser o a presentarte de una manera, pues que sea expresándote como que eres el mejor del universo.

¡Para de mentirte! ¡Dite por fin… una verdad!

¡Atrévete!

¡Atrévete… a ponerle color a tu vida!
¡Atrévete… a ser libre en tus escapadas!
¡Atrévete… a ser tu mismo!

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