Por, Euripides Uribe Peguero


El ser humano es un ente social que constantemente necesita intercomunicarse. Los individuos se comunican a través de palabras, gestos, ademanes, sonidos y hasta con el silencio. Predominan las palabras y se emplean otras formas, pero el silencio también ocupa un lugar preponderante. Algunos lo dicen todo cuando hablan, así expresan sentimientos, sensaciones y sus diversas respuestas a los estímulos del mundo que le rodea. Sin embargo, a través de sus palabras, el hombre da a conocer las supremas expresiones de su intelecto, pero también, las más infelices expresiones de sus miserias.

Con el silencio, también se puede expresar todo. Cuando un individuo calla, puede manifestar cobardía, irresponsabilidad, culpabilidad y hasta la mentira y el engaño, pero en igual modo, puede dar a conocer sus valores y la grandeza de su espíritu cuando calla oportunamente.

El hombre supera al animal con las palabras; pero con el silencio, se supera a sí mismo.

Sin embargo, si a veces es difícil entender las palabras, es más complejo entender el silencio. Por su naturaleza, las palabras son más explícitas, pero no todo el mundo alcanza a descifrar lo que algunos expresan cuando callan. Esto hace posible que algunos manipuladores
del silencio, lo utilicen perversamente a su conveniencia.

Los políticos engañosos, se constituyen en locuaces demagogos cuando ofertan en campañas o cuando pregonan alborotados el mínimo cumplimiento a sus deberes, pero acostumbran a callar cuando se le exigen respuestas a las promesas o responsabilidades que no cumplen. Es cuando el silencio sintetiza la irresponsabilidad y trata de ocultar el engaño.

 

El silencio es, después de las palabras, el segundo poder del mundo. 

Fuentes:   silencio     foto2

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