Por, Luis Alberto Nina


Si bien es cierto que pudieras ser rechazado cuando eres auténtico, por el uso de tu propia identidad; resulta más doloroso cuando se te acepta, cuando has actuado como si fueses otro, cuando no eres tú.

La autenticidad es la manera perfecta del ente ser; o mejor aun, de presentar su persona ante otros. La personalidad no es más que la suma de todas las características que se poseen más la apariencia. Uno es el cómo se presenta, a priori; y el qué ha presentado, a posteriori. Sólo la autenticidad te salva.

Cuando una persona decide presentarse, siendo quien es en sí; sin tabúes, sin miedo a no ser aprobado o amado, es entonces cuando verdaderamente se da lo correcto. A veces optamos o pretendemos entender que podemos dominar lo que creemos y/o anticipamos que sería, presentándonos de otra forma… y a veces el resultado es beneficioso; sin embargo, en otras ocasiones es todo lo contrario. Es más, típicamente suele ser decepcionada su expectativa. Además de que, se pierde de ambas maneras: cuando recibimos un aplauso por una conquista que no es nuestra, poco termina llenándonos de satisfacción. Peor aun, cuando recibimos una critica de un hecho que realmente no viene de nuestro interior, es un sentimiento patético.

Hay una joven que, en aras de sentir que agrada a su padre, porque para ella éste “quería más a sus otros dos hermanos”; que era despreciada sólo por el hecho de que era hembra, optó por vestirse por mucho tiempo como varón; incluso, recortarse el pelo y comportarse como tal. Un día se le acerca una señora quien le aplaude por lo lindo que es… él, como hombre… A la joven le pareció toda esta aseveración más trágica que la anterior: ser reconocida como algo que en realidad no era traumó más sus dudas.

Debemos zafarnos del cinturón y empezar a abrazar y expresar la vida nuestra como es, como ha sido, y hasta cómo realmente queremos que sea, libre… Y no importa si en el proceso se nos excluye. Siempre habrán aquellos que no les guste quienes somos. Es más, es siempre seguro que habrá personas a quienes no les agradaremos, es incluso parte de la vida. Somos todos distintos y tenemos distintas apreciaciones, validas o invalidas. A la vez esto es hasta positivo porque se te alejarán o no se te acercarán aquellos que no compaginan contigo. De modo que, nunca está de más obviar a aquellos que tarde o tempranos se irán. Cuando adoptamos la disposición y, obviamente nos comportamos en tal dirección, aquellos que se quedan, quienes entren a nuestras vidas, realmente estarán en ella; y no en la vida de aquel actor turbado que nunca fue auténtico.

Tener a alguien que te quiere cuando no eres tú, es toda una farsa, debe saber a vidrio roto. La importancia de ser uno y presentarse como tal no tiene parangón.

Debemos, como individuo, reconocer nuestra unicidad, lo que somos, aceptarlo, proyectarlo y, sobre todo, vivir en todas sus aristas. ¡Sé auténtico, permite que quien eres atrape… pero en su silencio! No intentes controlar lo que no puedes en sí controlar.

Fuente:  foto

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