Cantos complicados

 


Por, Luis Alberto Nina


—Yo hago lo que me dé la gana, ningún hombre debe opinar sobre quien soy; él no me parió, no es mi papá. Por ende, no debe decirme qué hacer y qué no… Dice una de las mujeres que anda en el carro conducido por un amigo, momentos antes que van a entrar a una fiesta—. Según él, las otras dos que le acompañan, asentían con la cabeza y decían:

—A mí que ningún hombre venga a joderme la vida.

—Yo soy peor, vine a bailar y ni le dije nada a mi esposo. Si no le gusta, bueno, allá él, tengo derecho a portarme mal… (mientras se ríe a carcajada, conjunto con las otras dos) —.

El amigo con quien converso por teléfono grita:

—¿Ves, con lo que tenemos que lidiar los hombres hoy en día? Estas mujeres andan sueltas; nosotros nos enamoramos y ellas lo que quieren es libertad. Vamos a tener que dejarlas en su soltería—.

Las canciones a las que le dedicamos nuestra atención de modo efervescente, afortunadamente ni deducen ni predicen la realidad; sino que, sólo son mecanismos de mercadeo; dispositivos con que se extrae fama y capital. Y muchas personas, en especial las mujeres, se dejan llevar por lo que estos comerciantes de las palabras venden.

Una canción de Shakira llama a la soltería, a darle uso al cuerpo porque es para eso que está; una canción de Karol G descubre que ahora encontró uno mejor, que la trata mejor… y todo este berenjenal lo que crea en la fanaticada es el falso ideal de que, dejándose de su pareja, vivirá mejor, le irá mejor, encontrará la libertad que entiende que existe allá afuera; quizás hasta se case con su príncipe azul…

La típica mujer escucha canciones de esta estirpe y las canta emocionadamente, así como las baila sin detenerse; hace del mercadeo su esencia. El problema es que, a la vez también da pasos de más… bailarla en la orilla no resulta igual que bailarla en el medio… similar a cuando uno compra una súper pega y termina pegándose los dedos. La pega no estuvo nunca diseñada para pegar dedos, no obstante, también siempre hay esa posibilidad…

Las canciones son creaciones alimentadas de sensacionalismos con el fin de generar fama y riqueza por o a quien las crea o interpreta. Solamente. Me atrevo a decir, quizás ingenuamente que, no suenan con el fin de cambiar tendencias sociológicas. Más bien, está en quien las escucha, y el cómo luego altera su vida.

La música como las otras artes, su fin es la inspiración del artista. Una inspiración no requiere realmente presencia de alguien para que constituya una cosa. La cosa nace inmediatamente cuando escapa del ente. El ideador lo piensa, y a veces ni siquiera es consciente de eso, y lo deja ir, lo expresa… Puede no existir reciprocidad con la fanaticada, y de todos el inspirador ha logrado su meta; liberarse… empezar… No obstante, desde hace tiempo ya, las artes son iniciadores de conquistas no solo morales, románticas, sino específicamente de las más valoradas hoy en día, la celebridad, la pecuniaria. O sea, la fama y el dinero. Y se da el siguiente bumerang: se supone que una celebridad tenga riqueza, se dispone a que una persona rica albergue algo de celebridad. Las Influencers encajan en este manglar: ahora se crea arte, no por su esencia solamente, sino para que otros victorien la inspiración; pero, sobre todo, para que retorne fama y riqueza. La línea del arte no es cambiar los esquemas sociológicos de la era. Más sí se logra de todos modos. No porque la inspiración cargue consigo ese plan de transformación, sino porque así es interpretado por quien lo percibe. Hollywood, por ejemplo, percibe a la mujer delgada como el paradigma de la belleza de hoy. Un ejemplo es Charlize Theron. El amor en los tiempos del colera, otro paradigma: reconoce que, el amor que espera triunfa, si es verdadero. Florentino Aritza nunca perdió esa esperanza. Y, por último, en “Volví”, “… para hacértelo bien rico como te gusta a ti…” Como tal, tanto en el cine ya la sociedad femenina entiende que hay que verse delgado en aras de ser más bella. Sin embargo, realmente hay belleza en todo, desde una mirada. En lo que tiene que ver con la literatura, hay relaciones separadas que idealizan que, un poco antes de morir van a volver a unir ese amor, como lo hizo Florentino y Fermina. Sin embargo, hay muertes que suceden antes de ese encuentro. Y en la música, Bad Bunny repite lo mismo que muchos hombres alardean de que logran: hacérselo a la mujer “bien rico”… (y ésta que en realidad nunca ha tenido siquiera un orgasmo con él).

Las artes no están diseñadas para transformar la sociedad, sino para alimentarla. Sin música, la vida sería un error, dice Nietzsche. Pero éste no lo dice en un tono de que ésta es el catalítico o propulsor de los cambios sociales; sino que, se sienta en la esencia de la inactividad que tanto requiere el ser humano en aras de encontrarse con sí, de vivir en paz, de tranquilizarse en el silencio de ella, la música. Sin embargo, hombres como mujeres escuchan una canción y cambian toda su vida basado en los fundamentos de las letras de esta; desconociendo que, quienes interpretan la aventura no piensan realmente así.

Lo que conduce a la nueva Shakira a todo este grito despiadado fue quizás el resultado de haberse involucrado con semejante magnate de hombre. Yo reconozco que ella igual lo es. Sin embargo, al hombre esto no le parece atractivo; mientras que a la mujer sí. Porque cuando un hombre tiene estatus, todas las mujeres lo quieren como su líder. Y, aunque la intención de Shakira nunca fue la separación, su divorcio se entiende. Un hombre así de inmenso las quiere a todas, por lo tanto, no es material de relación. Ninguno lo son. Ahora, ya separada Shakira, aprovecha para escribir e interpretar cualesquiera canciones que más le produzcan fama en la actualidad y, obvio, capital. Esto no quiere decir que, porque ella escriba, “las mujeres no lloran, las mujeres facturan”, que ella realmente no llore, o que jamás lo hará. Mientras, la fanaticada que escucha su música atentamente, quienes la cantan emocionadamente, quienes la bailan seductoramente, dejan morir sus relaciones, abandonando a su pareja… como ahora ganan dinero o al menos están ganando más que antes, resulta pertinente, según lo que dice Shakira… y el chiste de todo este tema es que, este comportamiento sí es algo que Shakira diría o que ha dicho; sin embargo, no es algo que haría; tampoco es algo que Karol G haría, y mucho menos es algo que Benito provocaría.

En fin, el punto del escrito es que, si es verdad o no el que a los hombres les atraen las mujeres cabronas, porque lo dice una reguetonera; sin mostrar cómo –siendo cabrona– tiene ésta una relación encomiable, no es para hacerle mucho caso. Todas aquellas celebridades o Influencers que griten sobre el día a día de las relaciones, qué sí y qué no se debe hacer con la pareja, primero debe observarse si la relación que esta persona lleva en su hogar es positiva o todo un fracaso. Y, al expresarse quizá contrario a lo que practica, lo único que quiere es enredarte en un juego sin salida.

No hay nada de malo en consumir lo que se promociona, si eso nos place; pero modificar nuestro accionar porque lo diga un canto, debe ir más lejos que eso. Lo cierto es que, todavía las relaciones funcionan mediante los mismos mecanismos: comprensión, respeto, admiración, protección, servicio y proveer. Lo de amor es pasajero, lo del deber lo es todo. Sin embargo, lo del deber se debilita cuando los mercaderes cantan lo contrario. Escucha y baila, pero no guíes tus pasos –debido a las letras de un canto– y te salgas fuera de la pista.

Fuentes: foto1   foto2

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *